Los gastos generados por los reductores de velocidad conocidos como “topes” en un eje vial pueden ascender hasta 400 mil dólares al año, afirmó el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, Arón Jazcilevich Diamant.
Al dar a conocer los resultados del estudio: “Estimación de las emisiones vehiculares, gasto energético y exposición a contaminantes atmosféricos asociados a reductores de velocidad en la ciudad de México”, dijo que estos dispositivos incrementan además la emisión de contaminantes hasta en 900 por ciento.
El experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detalló que con base en este estudio, se sabe que hay un rango de velocidad donde las emisiones son menores y esto es entre los 70 y 80 kilómetros por hora, mientras que en velocidades más bajas o más altas estas emisiones se elevan en forma considerable.
En conferencia de prensa, explicó que es por ello que cuando un vehículo como podría ser un autobús de pasajeros es sometido al esfuerzo de cruzar un “tope” el efecto de emisiones por aceleración se incrementa más, de manera que las llega a generar hasta nueve veces más.
Al hacer un redondeo del gasto que implica en energía cruzar una avenida con topes, como podría ser el caso de Eje 10 que está lleno de ellos, se determinó que éste asciende hasta 11 mil dólares al día entre semana y 10 mil dólares los fines de semana.
Además, detalló que por cada tope un vehículo llega a consumir hasta 10 mililitros de gasolina, lo que equivaldría, en números redondos a 10 centavos de gasolina, y si se suman todos los topes que uno tiene que pasar sabrá por qué se acaba tan rápido la gasolina.
Desde luego existen efectos secundarios, los cuales fueron determinados por un modelo alemán que permite ver por computadora que por causa de un “tope”, una avenida con flujo constante puede sufrir una acumulación vehicular y que se traduciría en los embotellamientos que afectan a la ciudad, agregó.
Al respecto, el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación, René Drucker Colín, subrayó que entre las atribuciones de la dependencia a su cargo está la de aportar esta información al gobierno para que tome decisiones necesarias y corregir el problema.
Consideró que si bien son necesarios los reductores de velocidad, no se requieren en abundancia, ya que en la ciudad de México hay por lo menos 30 mil topes, “aunque podrían ser más”.
A su vez, la investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Patricia Segura Medina, subrayó las consecuencias que representan que los topes se coloquen en lugares como escuelas y hospitales.
En ese sentido, detalló que es en esos lugares donde hay una importante circulación de niños y personas vulnerables, quienes tienen que respirar una acumulación de hasta 900 por ciento de contaminantes que no se da en otras áreas.
Entre los efectos principales que se presentan quienes son expuestos a la constante contaminación están las dificultades para respirar e incluso sintomatología similar a la del asma, comentó.
Ante ello, una de las propuestas que hacen es colocar semáforos inteligentes en lugares clave donde el cruce de personas no sea constante o se lleve a cabo por horarios.
Además, es necesario colocar puentes que permitan el cruce de peatones, bicicletas y personas con sillas de ruedas y que no impidan el flujo de vehículos.