Las carreras callejeras son obviamente ilegales, pero son sobre todo increíblemente peligrosas. Sin embargo, eso nunca ha impedido que algunos se dediquen a ellos. En occidente, la moda del tuning y la voluntad de emular a la cultura underground nipona, tierra prometida del tuning, hizo que esa moda también se propagara por Europa y Estados Unidos.
El primer Fast & Furious fue un casi fiel reflejo de lo que ocurría, pero nunca provocó ese fenómeno. En Europa ya pasó bastante de moda y aunque quedan algunos irredcutibles en Estados Unidos ya no es lo mismo. En Japón, sin emabrgo, las carreras ilegales siguen tan vigentes como hace 20 años. Y el pequeño documental de Bowl films que verás tras el salto nos lo demuestra.
El Midnight Club de los años 90, hoy desmantelado, prefería competir por la autopista Wangan, en la bahía de Tokio, con Porsche, Ferrari y toda clase de Nissan Sklyline GT-R muy preparados.
Sin embargo este grupo prefiere hacerlo en la autopista interior Kanjozoku de Osaka al volante de Honda Civic muy preparados. Esta gente asgura que crearon ellos el estilo conocido como JDM. Lo único que queda claro es que necesitan alimentar su ego como sea, incluso arriesgando su vida y la de otros.