Juke-R

El Juke-R nos gusta. No tiene ningún sentido, no es bello, no es tecnológicamente perfecto (de hecho, su combinación de altura de centro de gravedad, distribución de pesos, dimensiones generales resultan «complicadas de entender»), y además es un hijo bastardo e indirecto del Nissan GT-R, lo que no le ha hecho mucha gracia a Mizuno-san (el ingeniero tras el proyecto GT-R original). Y es que el Juke-R fue una idea «liberal» del Centro Técnico de Nissan en Europa, concretamente de su división británica, con la idea de captar atención sobre el crossover del segmento B, justo antes de la llegada de la variante prestacional NISMO.

Pero tal ha sido el éxito del aparato en los salones, y la demanda de potenciales compradores (se habla incluso de que tres personas habrían puesto dinero sobre la mesa para comprar uno) que Nissan se ha visto «obligada» a estudiar la fabricación de una tirada corta, de entre 20 y 25 unidades, para hacer felices a los que quieren tener semejante bestia en el garaje.