Puede que sea porque llevamos demasiadas horas consecutivas viendo coches tuneados de Ginebra, o puede que sea por la estrecha relación entre Brabus y Mercedes, pero este SLS AMG puede que sea el menor de los males que le hemos visto hacer al «alas de gaviota».
Como su propio nombre indica, los chicos de Brabus han instalado dos turbocompresores para soplar el motor hasta los 700 caballos de potencia, y han aplicado la típica fanfarria a la carrocería, con enormes llantas y pasos de rueda ensanchados. El cero a cien ahora se ventila en 3,7 segundos (si es que los neumáticos no se desintegran antes) camino de una punta de unos 340 por hora.
El interior también recibe un completo tratamiento de materiales nobles y sorprendente buen gusto (para lo visto hasta ahora). Eso sí, una vez más, nos quedamos sin saber el precio del artefacto.