Ford ve con «optimismo» las políticas del Gobierno del presidente Donald Trump para el sector industrial estadounidense en general, y en particular para el mundo del automóvil, y cree que será uno de los principales beneficiarios de posibles aranceles a las importaciones de México.
El presidente de Ford, Mark Fields, declaró hoy durante una teleconferencia con analistas financieros y medios de comunicación que los primeros pasos dados por Trump desde que asumió la Presidencia de los Estados Unidos han sido «muy positivos».
«Creo que la reforma tributaria va a estar entre sus principales prioridades», así como políticas que producen «inversión y empleo en el sector manufacturero y automotriz de Estados Unidos», afirmó Fields, quien ha sido invitado por Trump a dos desayunos de trabajo en la Casa Blanca desde que asumió el cargo.
Bob Shanks, director financiero de Ford, añadió que la compañía está trabajando con varios escenarios de políticas fiscales y aranceles que Trump podría imponer a las importaciones de México y que señalan que Ford tiene una ventaja competitiva con sus rivales en el sector.
«Estamos en una muy buena posición en términos de importaciones-exportaciones tanto en vehículos como en componentes. Y cuando lo combinamos con otros aspectos del plan de menores impuestos y otras medidas, llegamos en estos momentos a un punto de vista positivo», indicó Shanks.
El director financiero explicó que, en términos de importación de vehículos, «estamos en muy buena posición en comparación con nuestros rivales y respecto a algunos de ellos en muy buena forma. Si lo que estamos viendo es aprobado, podría tener un impacto negativos para ellos. Para nosotros es bastante atractivo».
Fields agregó que quiere estar en la mesa en la que se van a decidir «reformas comerciales, fiscales o normativas» y que pretender convertir a Ford en una «fiable fuente de información» para Trump.
«Vamos a seguir defendiendo una reforma fiscal global. La pieza del ajuste fronterizo es muy interesante para nosotros porque somos el mayor productor de vehículos en Estados Unidos y uno de los principales exportadores», continuó.
Fields insistió en que su empresa es «el principal fabricante (de automóviles) en Estados Unidos y no uno de los principales fabricantes en México», y cifró en 200 millones de dólares el impacto de la cancelación de la inversión de 1.600 millones de dólares en México para construir una nueva planta de montaje.